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lundi 23 mai 2016

Del tal padre, tal hijo. (Relato) - Cuarta Parte

AMANTES.
   Con algo de brusquedad recostó al chico, tan largo como era, en el sofá; se desprendió de sus últimas prendas y se hincó frente de él, entre sus piernas. Complacido, escuchó el suspiro de Alex y disfrutó la mirada de obscena fascinación que le bullía de los ojos. Sin dejar de sonreír tomo las piernas de su hijo y las levantó dejando al descubierto su oscuro y apretado agujero de placer. El miedo de Álex fue notorio: el chico también intuía que el pene de su padre podría lastimarlo. Héctor le obsequió con una confiada sonrisa, para después inclinarse y hundir su rostro entre las nalgas de su hijo. Aquel rosado ano le pareció perfecto, tan apretado y tibio, que se relamió los labios de sólo pensar en lo mucho que lo disfrutaría. Con ansiosa excitación estiró su lengua y rozó tímidamente los bordes del ano de Alex. El chico se estremeció al sentir el sutil contacto y Héctor emitió un pequeño gruñido de asentimiento para después reiniciar su ataque, esta vez con mayor fuerza. Álex estaba a punto de gritar. Sabía lo que su padre estaba haciendo, pero nunca soñó, ni en sus mas locas fantasías que semejante caricia fuera tan placentera. Su zona perineal resultó muy sensible. Podía sentir con claridad la húmeda lengua de su padre, reptando como serpiente, entre sus mas íntimos rincones, produciéndole un escalofrío que le llenó de placer cada poro del cuerpo. Sus gemidos se hacían cada vez mas fuertes y no lograba mantenerse quieto. Su cuerpo se convulsionaba presa del placer. De pronto la sensación cambió. La lengua de Héctor comenzó a abrirse paso a través de la estrechez de su ano, penetrándolo suavemente. Una nueva exclamación nació de la garganta de Álex. La lengua de su padre estaba dentro de él, rozando su mas recóndita intimidad. Cada caricia iba dirigida a aumentar su placer, a prepararlo para lo que vendría… Cuando Álex se dio cuenta de esto último, no pudo evitar comparar: si la lengua de Héctor era tan placentera, ¿Qué tanto más placentero seria tener aquel glorioso miembro viril dentro? Apenas podía esperar para sentirlo...
   Héctor estaba disfrutando como nunca el estar atrapado entre las suaves nalgas de Álex. El provocar aquellos gemidos de placer le proporcionaba mucha alegría, y al cabo de unos minutos su excitación aumentó más al sentir como el canal trasero de su hijo se relajaba y empezaba a distenderse. Era hora de dar el siguiente paso: sin separar su lengua de la cavidad anal de Álex, extendió su mano y con firmeza tomo el pulsante y erecto miembro que el chico poseía. Tras masajearlo un poco, dirigió su lengua a un punto distinto. Con deliberada lentitud repto por el perineo para después dedicar sus caricias linguales a sus testículos, que colgaban lánguidos, como invitándolo a jugar. Álex se retorció gustoso y separó aún más las piernas, dejándole el camino aun más libre a su padre. Héctor ya se lo esperaba y aprovechando la disposición de su hijo, usó su otra mano y extendiendo sus dedos comenzó a penetrarlo, lenta y suavemente.
   Las sorpresas no se detenían y ante cada caricia Álex enloquecía más y más a causa del placer. Ya no sólo era la fuerte mano de su padre masturbándolo y su serpenteante lengua acariciando sus testículos, ahora eran también sus dedos entrando y saliendo de su intimidad. Al principio la sensación le resultó extraña y hasta un tanto incómoda, pero la magia de su padre ya estaba operando, y para cuando introdujo el segundo y tercer dedo, su cuerpo ya estaba en éxtasis nuevamente. La multitud de caricias lo tenía frenético. De alguna forma su padre había encontrado todos sus puntos sensibles, y los estimulaba al mismo tiempo convirtiendo cada caricia en una descarga de placer que invadía su piel, cortándole la respiración; la satisfacción era casi insoportable. Un grito escapó de sus labios, su cuerpo se contorsionó y se llevó las manos a la cabeza intentando aliviar la sensación de que estallaría de placer en cualquier momento. Sin embargo el estallido ocurrió en otra parte: sin darse cuenta empezó a eyacular incontrolablemente, disparando su pene varias descargas de semen con tal fiereza, que le llegaron hasta el rostro. Un inenarrable placer recorrió su ser sólo para abandonarlo después de unos momentos, dejandole un agradable agotamiento en su cuerpo.
   Héctor se separó de la deliciosa entrepierna de su hijo y mientras alzaba la mirada se quedó sin palabras: lo que vio le parecía indescriptiblemente bello. Aquel joven adonis que era su hijo yacía desnudo, sudoroso, ardiente. Su pecho subía y bajaba en visible agitación. Sus firmes brazos sujetaban su castaño cabello, dejando al descubierto sus axilas cubiertas de crespo y oscuro vello; los pezones erectos, el suave vello del pecho húmedo, adherido a la piel y delineando los músculos, el pene semi erecto y aún escurriendo esperma y el rostro invadido de sudor, semen y con un gesto de infinito placer. No había palabras para describir semejante belleza. Una vez más se llenó de aquella indescriptible e innombrable sensación que aún no lograba explicarla, pero hacia de cada segundo que pasaba con Álex la experiencia más placentera que jamás hubiera tenido.
   - Todos los jóvenes son iguales – exclamo Héctor saliendo de su estupor – Desperdiciando su dulce néctar en vez de guardarlo para sus amantes – Alex abrió los ojos y correspondió la sonrisa de su padre. Su dramatismo era encantador. – Estás hecho un asco – continuó Héctor – Tendré que limpiarte.
   En un ágil movimiento Héctor se inclinó y comenzó a lamer el glande de su hijo, quien gimió satisfecho.
   -¡Pero por favor, padre! – agregó Alex entre risas y gemidos e intentando igualar el tono dramático de Héctor - Tengo tanto para dar… Además mi néctar no se compara con el tuyo; es como un buen vino añejado con la edad. En comparación el mio es dulzón en insípido – agregó el chico relamiéndose los labios.
   - He oído eso antes – replicó el padre mientras acicalaba a Álex con la lengua – sin embargo creo que el tuyo es mejor. Si, es un néctar joven, pero de buena cosecha… Además – agregó mientras limpiaba algunas gotas de semen acumuladas en el pezón de su hijo – el sabor me parece familiar.
   - ¡Pero claro! Es de familia.
  Nuevamente unieron sus labios y sus cuerpos. Sus pieles se ungieron en sus jugos de placer, haciendo cada caricia mas intensa y placentera. Álex acercó sus labios al oído de su padre y tras morder juguetonamente su lóbulo, le susurro ansioso:
   - Héctor… Papá… Quiero tenerte dentro de mi. Quiero que me penetres. Quiero que me llenes con ese mismo miembro con el que me concebiste. Deseo llevar tu semilla dentro de mi. Bendíceme con ella, aliméntame con ella. Hazme un hombre. Hazme tu hombre .
   Mientras hablaba, Álex colocó sus piernas alrededor de la cintura de su padre, para después extender su mano y tomar el miembro incandescente de Héctor y apuntarlo hacia sus entrañas. Héctor se sorprendió al escuchar en labios de su hijo el deseo que lo corroía por dentro. No necesitaba mas: era ahora o nunca. Tras afirmar las rodillas en el sillón, empujó su cadera y enseguida sintió como la cabeza de su pene impactaba contra el aún virgen ano de Álex. El chico suspiró con placer al notar el contacto y asintió sutilmente incitando a su padre a continuar. Dándose por enterado, Héctor comenzó a empujar con más fuerza, logrando introducir el glande de un golpe. Álex gritó. Su rostro, antes tranquilo, ahora mostraba un gesto de dolor
   - Tranquilo hijo, es parte del proceso - susurro Héctor mientras besaba amorosamente el rostro de su hijo – Relájate, pronto pasara - Álex asintió nuevamente y Héctor reanudo su labor tal lenta y suavemente como le fue posible. 
  Una dulce tortura lleno el cuerpo de Héctor. El deseo de penetrar a su hijo era irascible e incontrolable. Si por él fuera habría entrado en el violentamente, de golpe y se hubiera saciado en sus entrañas hasta venirse. Sin embargo, también deseaba con locura que Álex disfrutara cada minuto, cada segundo y debía obsequiarle con el placer más grande que hubiera sentido; aunque eso significara que su miembro reventara de deseo.
   Al principio también resulto doloroso para Álex. Cuando la cabeza del pene de su padre estuvo dentro de él sintió un dolor terrible, casi como si se fuera a partir por la mitad. Todas las caricias y preparación que Héctor había practicado antes resultaron insuficientes. La verga de su padre era enorme y él era virgen. Sin embargo Álex no quería que se detuviera por nada del mundo. Ansiaba sentir aquel ardiente miembro completamente dentro de él y ahora sólo debía acostumbrarse. Estoicamente aguantó la acometida aferrándose alternativamente al sillón y a la espalda de Héctor y por fin, tras lo que le pareció una eternidad, sintió como los testículos de su padre se posaban sobre sus nalgas. Como resultado, ya estaba sintiendo cada centímetro de la virilidad de su padre bien adentro su ser.
   Por un momento se quedaron inmóviles, silenciosos y el único sonido en la sala era la respiración contenida de Héctor y los apagados gemidos de Álex. Preocupado por el bienestar de su hijo, Héctor besó una y otra vez su rostro, su cabello, sus labios, pero no se retiró ni un centímetro; no solo porque aquel apretado canal le brindaba un placer inmenso, si no porque su hijo le había pedido que lo convirtiera en su hombre, y si quería serlo, debía no solo soportar su miembro, si no disfrutarlo también. Así que dio el siguiente paso y con tanta suavidad como le fue posible, extrajo su miembro casi por completo para después volverlo a introducir con mucha lentitud. Alex bufaba y resoplaba, intentando relajarse, pero el dolor parecía no disminuir. De hecho aumentó cuando su padre comenzó a moverse. Podía sentir con claridad como aquel gigantesco pedazo de carne entraba centímetro a centímetro en sus entrañas para después retirarse dejando un enorme espacio vacío. Sin embargo, tras un par de acometidas, algo empezó a cambiar: inició con el espacio vacío que sentía cuando Héctor salía de él y le siguió una especie de tristeza, un ansia de volver a sentirse lleno. Luego, cuando volvía a entrar, el dolor lo destrozaba, pero cuando el firme miembro llegaba a lo más profundo, y cuando mas lleno de su padre se sentía, el bulboso glande tocaba un punto que al instante convertía todo el dolor en un placer de la misma magnitud, y cada vez que se repetía aquello, el placer era mayor y mayor, pronto sus quejidos se convirtieron en auténticos gemidos de satisfacción, su próstata bien maseajeada.
   Héctor notó que la tensión en el cuerpo de Alex desaparecía. 
   Lo había logrado. Había domado el culo de su hijo. Sabiendo que ya no le causaba dolor, comenzó a envestir una y otra vez, cada vez imprimiendo mayor fuerza y velocidad a sus acometidas; restregando su erecta virilidad contra las estrechas paredes anales de Alex. El placer era inexorable. Ya antes había tenido oportunidad de desvirgar a otros chicos, pero este era especial; y no solo por que era el más hermoso o porque fuera su hijo. Era algo más. Algo que tenía en la punta de la lengua y que aún no era capaz de expresar, pero de alguna manera sabía que en ese acto sexual, en esa comunión cuerpo a cuerpo padre a hijo hallaría la respuesta. 
   Esta dentro de mi, pensó Alex una y otra vez mientras sentía la cadera de su padre moverse como un pistón bien engrasado. Mi padre está dentro de mi, y ahora somos uno.
   Álex hubiera querido expresar estas palabras en voz alta, pero el placer que sentía había hecho colapsar la parte racional de su mente. Ya sólo era capaz de gritar de placer. Aquella sensación era única. Nada podía superarlo y de hecho quería más. Quería sentir a su padre dentro día y noche sin descanso. Buscando expresar su sentir extendió sus manos y tomo las palmas de de Héctor para después estirar el cuello y besar los labios de su padre. Así, con las manos, labios y sexos unidos experimentaron juntos el orgasmo. El pene de Héctor se endureció aún mas y su grosor pareció aumentar por momentos, al mismo tiempo que un espasmo recorrió su cuerpo. Álex, antes de gritar, pudo ver como su padre cerraba los ojos y contraía su rostro, en un gesto que podía ser de dolor o de placer. Su respiración se agitó aún más y la cabeza de Álex se saturó al escuchar el profundo y varonil gemido que su padre dejó escapar. Casi parecía que su pecho iba a explotar, mas lo que estallo fue el miembro de Héctor. Álex lo sintió con claridad. Su engrosado miembro comenzó a eyacular chorros y chorros de ardiente semen. Era como si lo llenara de ardiente lava. Esta sensación detonó el orgasmo del chico. Su propio miembro disparó sus fuegos artificiales, sin ni siquiera tocarse, bañándolo a él y a su padre con su blanca esencia. Para ambos el orgasmo fue épico. Durante un rato se quedaron ahí tumbados, uno sobre el otro, sucios, sudorosos, agitados y muy complacidos.
   Héctor fue el primero en moverse. Intentó retirarse del interior de Álex, pero el chico no lo permitió. Apretó con sus piernas y se aferró a la espalda de su padre. Extrañado, Héctor miró a su hijo y sus ojos le mostraron un febril placer que lo amedrentó.
   - ¡No, no te vayas! – suplicó Álex – Si sales de mi vas a dejar un vacio que nadie podrá llenar. Quiero tenerte así siempre, dentro de mi. Eres el único que me haría sentir tan… completo. Papá, ¿en dónde has estado todo el este tiempo?
   Álex por fin había podido expresar lo que sentía. 
   Héctor entendió y sonriendo susurró:
   - Así que era eso- Pensé que te estaba haciendo mío, pero en realidad el que me poseyó fuiste tu – Álex sonrió en respuesta – Pues entonces que así sea. Ahora eres mi hombre y yo soy el tuyo.
   Un nuevo beso selló este pacto y mientras sus lenguas se acariciaban, Álex sintió en sus entrañas el pene de su padre adquirir nueva fuerza. Sin romper el contacto se levantó del sillón encaramándose sobre su padre y quedando a horcajadas sobre su regazo. Ahora era su turno, el tenia el control, esta vez seria el quien le hiciera el amor a su padre.
   Toda la situación tomó a Héctor por sorpresa. Cuando lo notó, Álex ya lo estaba montando. Su pene aun estaba dentro de él y el chico subía y bajaba buscando más placer. Álex se movía como si bailara, con gracia y sensualidad, restregando su tibia y húmeda piel contra la de Héctor, acariciando su cuerpo, apretando sus músculos anales al compás de sus movimientos, en busca de los puntos de placer de su padre. Ya no era un muchacho. Su hijo se había convertido en la pasión encarnada y como tal, buscaba ser satisfecha. Héctor se dejo llevar; el erótico movimiento de las caderas de Álex lo conducía lentamente por la senda del placer. Orgulloso miró a su hijo, tan hombre, tan hermoso, pero tan joven. Nuevamente besó su pecho, chupó sus pezones, limpió su piel del sudor y de las anteriores venidas. Una vez mas comprobó que no había manjar más delicioso que la semilla de su hijo. Goloso, rebuscó las gotas esparcidas por el torso de Álex y las devoró.
   Padre e hijo sintieron como el mundo y el tiempo se detenían y dejaban de existir, quedando solo ellos dos. Nuevamente llegaron al orgasmo juntos. Esta vez mas que una explosión fue como una dulce lluvia. Álex sentía el semen y el miembro de su padre dentro de él y pensó que no habría nada más glorioso en el mundo. Por su parte, Héctor vio como los ojos de su hijo reflejaban una luz especial, una luz que le entibiaba el pecho y lo llenaba de agradables sensaciones. En ese momento lo entendió. Aquella satisfacción, aquel estático placer no tenía que ver con el sexo si no que lo complementaba… Ahora ya sabía qué era y su alma tembló.
    - Te amo Alejandro – susurro Héctor, verbalizando su idea sin darse cuenta.
    - Yo te amo también papá – respondió Álex sin dudar.
   - ¿Sabes hijo? Es triste aceptarlo, pero acabo de darme cuenta… Es la primera vez en mi vida que hago el amor.
    - Me da gusto, saberlo. Fue la primera vez para mi también.
  Se besaron nuevamente. Ninguno quería romper el íntimo contacto. Sin embargo Héctor sintió una extraña inquietud que se tradujo en miedo. Ya pasada la tormenta de pasión, las dudas comenzaban a rondar su cabeza ¿Sería el amor que sentía suficiente para acallarlas?
   - Álex ¿Qué vamos a hacer? -preguntó su padre.
   - Amantes, vamos a ser amantes – respondió Álex.
  Y un beso selló esas palabras.
 FIN.
AUTOR: N. Argueta.
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samedi 30 avril 2016

Del tal padre, tal hijo. (Relato) - Tercera Parte

UN ACTO PROHIBIDO.

Alex se bajo del taxi y tras estirar su adolorido cuello, contempló los edificios que se levantaban ante él. Las moles de concreto dominaban la calle con su agradable color azul. (...)  La puerta se abrió. Un hombre de treinta y tantos años, alto, mal rasurado, de torso desnudo y complexión atlética, salió y miró a Alex con desconcierto.
(...) Su miembro se endureció de manera inmediata extendiéndose en toda su longitud, reclamando ser satisfecho, ya sin excusas. Casi sin darse cuenta llevó su mano hacia su sexo, lo asió con fuerza, y comenzó a masturbarse.(...) Se imaginó tocando aquel cuerpo, cediendo a sus más bajos instintos, dejándose poseer de todas las maneras posibles por ese glorioso espécimen masculino que era su entrenador y también su propio padre.(...)
-¡Te deseo, te deseo desde que abrí la puerta y te vi! Al principio pensé que eras un chico cualquiera, el chico más hermoso que hubiera visto, pero de inmediato caí en cuenta de que eras mi hijo- Mientras hablaba extendió sus manos acariciando el rostro de Álex de manera frenética – Pensé que se me pasaría, que podría controlarlo, pero cuando te vi medio desnudo y después de tocar tu piel… supe que estaba perdido...
- ¿Es que no te das cuenta de que yo siento lo mismo? – replicó Álex con la voz quebrada...
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...Héctor se separó un momento de los sedientos labios de su hijo. Lo miró con avidez, sus ojos se llenaron de aquella joven y masculina belleza. Si, lo deseaba y toda objeción que hubiera existido antes dejó de ser importante.  Lo único que contaba era el aquí y el ahora. Atrajo a Álex hacia si una vez más y tras besarlo frugalmente en los labios, le besó el cabello, los párpados, las orejas, el cuello. Héctor deseaba devorar ese cuerpo y con tal de hacerlo rodeó el torso del chico con más fuerza, obligándolo a subir al sillón y ponerse a horcajadas sobre su regazo. Héctor se encontró con la mirada de Álex; ambos pudieron ver el deseo reflejado en los ojos del otro. Se deseaban, no había dudas ni vuelta atrás. El muchacho sintió la mano de Héctor recorrer su espalda desnuda, desde la base del cuello hasta su cadera.  Un momento después, la otra mano de su padre le acariciaba el pecho, enredando sus dedos en el suave vello que nacía en sus pectorales y vientre. El chico no pudo evitar sentir un escalofrío de placer recorriéndole toda la piel.
      - Eres el joven más hermoso que he visto en toda mi vida - Tras estas palabras, Héctor acercó su boca a uno de los pezones de su hijo y comenzó a lamerlo con deleite.
     Álex soltó un gemido al sentir aquella caricia.  Su cuerpo se estremeció y el placer empezó a aumentar en oleadas conforme sentía la ardiente boca de su padre chupar y morder su virgen pezón, ahora erecto y sonrosado.  Héctor sonrió al notar la reacción de Alex. Quería obsequiarle con el mayor placer del mundo, después de todo era su hijo y sólo quería lo mejor para él. Así que puso a trabajar la destreza que había adquirido con los años moviendo sus labios por el torso y abdomen del chico, lamiendo, mordiendo, succionando, prodigando caricias y arrancando suspiros de satisfacción. Mientras degustaba el sabor de la juventud que yacía en aquella piel, Héctor ocupó sus manos en recorrer nuevamente la piel de la espalda de su hijo, bajando cada vez mas para después colar sus manos dentro del ajustado bóxer, donde masajeó con deleite las redondeadas nalgas del adolescente. La intensidad de las caricias era demasiada.  Álex casi sentía desmayarse, así que se aferró al cuerpo de su padre y  clavó los dedos en su espalda,  obteniendo como respuesta un sordo gruñido y un aumento en la intensidad del toqueteo… Al parecer, Héctor se estaba dejando llevar por la excitación, porque lo que siguiente que Alex sintió fue como, en un arranque de lujuria, Héctor le rasgaba sus bóxers, arrancándoselos del todo y dejándolo desnudo y sobrecogido, su sexo, completamente erecto.                                                                                     
    Finalmente Héctor podía contemplar a su hijo, el bello adonis tal como había llegado al mundo, desnudo, indefenso e infinitamente hermoso. Ya antes había deleitado no sólo sus ojos si no también sus manos en aquel torso de blanca piel y definidas proporciones, salpicado de un sedoso vello castaño. Sin embargo esta vez pudo contemplar en toda su gloria el joven miembro de Alex. Su proporción era hermosa, de unos 17 cms de largo, con un grueso y venoso tronco sosteniendo una cabeza brillante y violácea que apuntaba mas allá de su ombligo. Al tacto resultaba férreo y palpitante, y el glande escurría profusamente un brillante liquido que lo hacía ver mas apetitoso. Héctor apenas podía creer que ya hacía 17 años, él mismo había ayudado a concebir a este joven efebo y más aún, que estuviera por desflorarlo.
     Álex sintió como la mirada de su padre le quemaba la piel y le encantó ser objeto de aquel obsceno deseo. Permaneció inmóvil, esperando pacientemente a que Héctor saciara su visión. Él antes ya había tenido oportunidad de contemplar el cuerpo desnudo de su padre, y supuso que seria justo dejar que él hiciera otro tanto. Una tibia y húmeda sensación lo tomó por sorpresa: bajó la mirada para ver cómo Héctor engullía su miembro, y empezaba a mamarlo con suavidad. La lengua paterna recorrió su hombría de punta a punta, lamiéndolo como si fuera un helado. Enseguida los labios se unieron al festín, cubriendo con delicadeza el glande para después masajearlo lentamente. Álex se maravilló contemplando cómo su miembro desaparecía por completo en la húmeda boca de su padre, para después sentir su lengua como llama ardiente acariciando su miembro, regalándole un placer único, al mismo tiempo que los hábiles dedos de Héctor se abrieron paso por entre las apretadas nalgas, llegando hasta el apretado ano y acariciando los bordes de aquella apetitosa entrada. La combinación fue muy poderosa y Álex  se perdió y sintió que se rendía a su padre.  Anulada ya su voluntad, su cuerpo se sentía desmadejado por una marejada de placenteras sensaciones. Las caricias en su piel habían logrado estremecerlo a tal punto que su mente se desconectó. Por un momento fue solo un cuerpo inundado por el placer: no hubo nada mas, simplemente fue demasiado para él. Sólo logró mantenerse erguido, gimiendo como poseso, con la mirada perdida, mientras su padre lo sometía al más intenso placer.
Fue durante ese estado de abandono que Alex comenzó a sentir algo extraño. Inició como un ligero cosquilleo que se coló por su piel, llegando a sus entrañas e incluso pudo sentirlo en los huesos. Aquella sensación comenzó a concentrarse en su vientre, formando una vorágine que explotó sin previo aviso inflamando su cuerpo con la más exquisita sensación que jamás hubiera sentido.
     Héctor sintió como el cuerpo de su hijo se convulsionaba presa del placer. Las manos del chico le arañaban la espalda y se aferraban a su cabello, hasta que Álex se corrió, lanzando un grito al ire. De pronto la boca de su padre se vio llena de una dulce y espesa sustancia que aquel joven pene disparaba con fuerza y fue tal la intensidad que no pudo contenerla, y pronto el semen ya le escurría por las comisuras de su boca. Habiendo degustado todos los disparos del delicioso esperma que su hijo le regaló, sacó el erecto miembro de su boca y con deleite lamió los residuos que quedaron adheridos a la piel. El sabor de aquella blanca leche le resultó una exquisitez y hasta se le antojó que tenía una cualidad agridulce que le alegró el paladar. Si por él fuera no querría probar nada más en su vida.

      Cuando Álex logró recuperarse del orgasmo que había sufrido, abrió los ojos y bajó la mirada. La visión de su padre relamiéndose los labios cubiertos de semen lo recibió. Una exclamación de satisfacción escapo de sus labios. Aquel sonido invitó a Héctor a mirarlo.
      - Esto es un manjar de los dioses – susurro él, con notoria satisfacción.
     - Me gustaría probar el tuyo… -lo decir Álex- Las madres alimentan a sus hijos cuando son pequeños; siendo mi padre deberías alimentarme con tu leche para que pueda convertirme en todo un hombre… Para que me convierta en tu hombre… aunque tendrás que guiarme, nunca he hecho algo así.
      Héctor no pudo evitar sonreír ante estas palabras.
      - Eso no está bien, siendo el más bello de los efebos, deberías tener un harem de hombres a tus pies listos a cumplir todos tus deseos.
     - Lo dices sólo porque soy tu hijo – replicó Alex apenado – Además el que tiene un harem de jovencitos eres tu.
     - ¡Créeme tu Álex, tú vales mil veces más!  ¡Eres lo único que deseo y lo único que desearé de ahora en adelante.
      Álex estaba arrobado. Aquellas palabras significaban mucho. No encontraba como contestar a tan bellos sentimientos. Sólo atino a inclinarse y responder con un profundo beso. Aquellos labios lo recibieron con su dulce sabor ambarino, ahora mezclado con su semilla masculina, convirtiendo la saliva de su padre en una sustancia densa y de sabor fuerte que invitaba a pecar una y mil veces más. Sin interrumpir el beso, Héctor se levanto del sillón. Ahora era él quien tenía que inclinarse ligeramente para besar a Álex.  Y ahora fueron las manos del chico las que, ansiosas y llenas de deseo, intentaron recorrer el cuerpo de su padre, pero al encontrarse con la barrera de la ropa redirigieron su esfuerzo y se empeñaron en desabotonar la camisa que llevaba puesta.  Tras conseguirlo se colaron entre los pliegues de la prenda en búsqueda de su piel febril. Aquellas jóvenes manos recorrieron la geografía del torso de Héctor. Acariciaron cada musculo, deleitándose en la aterciopelada piel cubierta de vello. Álex sintió la necesidad de probar aquella piel y se inclinó e imitando a su padre, comenzó recorrer cada centímetro de piel con su lengua, disfrutando del sabor y perdiéndose en la sensación de aquel cuerpo tan varonil. Con fascinación recorrió cada parte de aquel torso, bajando cada vez más. Pronto estuvo hincado en el suelo contemplando el prominente bulto que su padre guardaba en su entrepierna. Con una mirada expectante,  Álex vio como su padre se prestaba a cumplir su deseo. Con parsimonia bajó su cierre y del interior de su pantalón extrajo su erecto y pulsante miembro. Al chico le pareció descomunal.  Y aunque ya antes había tenido oportunidad de verlo en reposo, nada se comparaba a contemplarlo en toda su erecta gloria. Era notoriamente grueso y de color cremoso. Tenía una envergadura de unos 20 centímetros, el glande, ligeramente más grande que el tronco, palpitaba como si de un corazón se tratase. En conjunto resultaba gigantescamente bello.
   Mientras estaba ahí, hincado con aquel miembro sobre su rostro, Álex se llenó de un sentimiento de adoración. Allí estaba el instrumento que le había dado la vida. De aquel mismo pene había salido la semilla que le dio origen. Este enorme y turgente cetro de carne era su objeto de adoración y él se convertiría en su acolito, y haría de su cuerpo un altar donde le rendiría pleitesía. Sabía que la blanca semilla generada por su padre le había dado vida y sentía que ahora podía comulgar con ella. Debía recibirla y guardarla dentro de si. Lleno de fervor, abrió su boca, extrajo su lengua y comenzó a ungir el pene paterno con su saliva. Su padre gimió y bufó mientras sentía a su hijo lamerle la verga. Álex gimoteó al degustar su sabor. Era similar al almizclado aroma que desprendía su piel, sólo que infinitamente más delicioso. Mientras recorría con su lengua cada centímetro del ciclópeo miembro de su padre, Alex se sintió sobrecogido. ¿Como haría para meterlo todo dentro de su boca? Quería complacer a su padre, quería probarle que las palabras que había dicho eran ciertas, que valía mil veces más que cualquiera de sus jóvenes amantes. Intentando lograr el truco unió sus labios al festín y pronto hacia esfuerzos por mantener aquel inmenso pedazo de carne dentro de su boca. Logró introducir poco más de la mitad cuando las arcadas se dejaron sentir en su garganta. Apenado se sacó el miembro de la boca.
    Héctor estaba orgulloso de su hijo; sin dificultad imitó todas las caricias que había practicado en él. Se notaba como hacia lo posible por brindarle el mismo placer y por Dios, lo estaba logrando. Sin embargo era obvio que por más esfuerzos que hiciera su inexperta boca no podía recibir un miembro como el suyo: era demasiado grande para una boca inexperta.
    - ¡Álex no te preocupes, es cosa de práctica y te prometo que practicaremos mucho! - Exclamo Héctor acariciando el cabello de su hijo para después guiñarle el ojo.
     El chico sonrió. Había entendió el mensaje. Luego de corresponder la sonrisa, volvió al ataque. Nuevamente sacó su lengua buscando saborear aquella delicia. Improvisando, busco la manera de masajear aquella carne turgente; chupó la cabeza, masajeó el tronco con los labios y con cada intento notó como su padre empezaba a gemir cada vez más y más complacido. No había duda que las reacciones de su padre eran notorias y su placer palpable. Con más seguridad intentó nuevamente introducir el enorme miembro en su boca.  Sabía que no lo lograría, así que esta vez cubrió tanto como pudo con su boca, y con sus manos cubrió la base. Poco a poco sincronizó sus movimientos, y al instante se dio cuenta de que iba por buen camino. La férrea erección de su padre cobró más firmeza y pudo saborear con claridad su espeso néctar pre eyaculatorio: era único, salado y robusto como si de un licor se tratase.
        - ¡Alex, por dios! –exclamó Héctor con voz entrecortada- ¡No te detengas… es delicioso!
      El chico sonrió complacido y continuo su labor, acelerando el ritmo poco a poco, provocando gemidos cada vez más escandalosos de parte de su padre. 
      Héctor no soportó mucho más tiempo. Nunca pensó que un chico virgen e por tanto inexperto, fuera capaz de darle la mamada más deliciosa de su vida.  O tal vez no era sólo eso, tal vez era el hecho de que el chico más hermoso que jamás hubiera conocido, y que de casualidad era su hijo, el hijo que deseaba beber la blanca esencia que manaba de su miembro viril, la misma con la que lo había concebido años atrás. Esa imagen fue el detonador.  Sin poder controlarse más, Héctor experimento un orgasmo lleno de una gran intensidad, y sordos gruñidos escaparon de su pecho. Su cuerpo se estremeció con fuerza y su verga expulsó chorros y chorros de blanca esperma que Alex se apresuró a beber.
     La intensa eyaculación de Héctor fue demasiado para Alex. Aquella blanca y ardiente metralla pronto le llenó la boca. Temiendo ahogarse se separó del sexo de su padre, recibiendo otros tantos disparos en el rostro. Alex cerró los ojos disfrutando aquella tibia y gloriosa sensación que cubría su rostro y escurría por su pecho. Se sentía como la tierra seca que recibe la lluvia tras un largo tiempo de sequia; y aquel sabor… el sabor del blanco licor de Héctor le llenó el paladar, descubriendo que era algo que siempre había deseado y de lo que nunca se cansaría. Se sentía bendecido: su padre lo había bañado con su semilla de creación. Abrió los ojos y pudo ver como las últimas gotas de aquel elixir resbalaban por el glande de su progenitor. Con fervor se acercó y libó los residuos de aquel néctar divino. No pensaba dejar escapar ni la más mínima gota.
       Héctor tardó un poco en recuperar el aliento. El orgasmo que sintió había sido extraordinario. No lograba entender a que se debía. Su vida sexual había sido amplia y variada, pero ninguna de sus experiencias le habían dejado tan satisfecho y ansioso al mismo tiempo, pero tenía la seguridad de que si continuaba, podría averiguar de qué se trataba. Abrió los ojos sólo para contemplar lo que considero la imagen más sensual que jamás había visto: su hijo aún yacía hincado con los ojos cerrados y el rostro apuntando al cielo; su boca, cara y pecho estaban rebosantes de su esperma, pero lo que más le sobrecogió fue la expresión en el rostro de su hijo: fervor, placer y éxtasis. Sin poder contenerse se hincó frente a Alex y comenzó a besarlo y abrazarlo. Tenía la insaciable necesidad de grabar sus labios en aquella joven piel. Álex le miró a los ojos y ambos compartieron una mirada de intensidad y la mutua e intolerable necesidad de satisfacer sus deseos.  Era un hecho.  Si aquella pasión no era apagada, los terminaría consumiendo hasta morir.
     Héctor sintió su polla latir con fuerza, ansiando llenar las entrañas de su hijo, pero sabía que sería tarea complicada siendo Alex aún virgen.
       Como padre supo que debía tomar el control…
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Autor: N. Argueta
FIN DE LA TERCERA PARTE.


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dimanche 24 avril 2016

Mi papá y mi mejor amigo -(My dad and my best friend)

Damos gusto a un seguidor ANÓNIMO, pero fiel seguidor.
Él nos pidió una serie de tres cómics de Rolando Mérida, y aquí está el que faltaba.
¡Espero que os guste a todos! Y ahora a gozar.









Pueden/Podéis enviar aportes y sugerencias a:
umbral_1@yahoo.es
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jeudi 17 mars 2016

One big horny family: Husband & Husband


Y ahora -si se me permite la broma, queridos sinmaníacos- debería ser capaz de poner voz de presentador de la tele, tipo en voz en off, y hablar con acento latinoamericano -yo me inclino por cierto deje mexicano, para poder decir:
...Y ya por fin llegó la hora de un nuevo episodio de ONE BIG HORNY FAMILY (esto último en un perfecto y absurdo inglés, pronunciado con un marcado acento norteamericano, de esos que no se sabe si es de Los Ángeles,  de Wisconsin, o nos simplemente nos toman el pelo, para pasar rápidamente al español y traducir...) ¡UNA FAMILIA PERFECTA! No se lo pierdan, con NICK CAPRA (otra vez eso odioso acento norteamericano que suena a algo así como Nick Caipara, apellido de origen italiano que se empeñan en pronunciar como si fuera un norteamericano de Ohio) en el papel de estupendo marido, y MITCH VAUGHN (mejor me ahorro la pronunciación) también como el estupendo marido. ¿Lograrán superar sus problemas de familia media americana y seguir con su 'american dream'? ¿Perdonará 'Nick Caipara' la infidelidad de Mitch cometida con su propio hijo? ¿Saldrá a flote esta familia tan peculiar? La respuesta ahorita, tras una tanda de comerciales, seguida de otra tanta de más comerciales. Y una foto:

Nick Capra empala a Mitch Vaughn

HUSBAND & HUSBAND




NOTA: El episodio 3 de One big horny Family, se puede ver tras las pop-ups. Te recomiendo que deshabilites el Adblock -si es que lo usas- en tu G.Chrome. Y para los misterios de los dispositivos móviles les dejo el enlace si hacen acá.

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samedi 5 mars 2016

One big horny family: My new brother's dad...




Sé que haré feliz a más de uno con este vídeo, así que allá voy.
Siguen las andanzas de esta peculiar familia moderna, cuyo episodio de presentación pudiste ver en Sin Manías varias semanas atrás. En él, los dos nuevos hermanastros, disfrutan de sus cuerpos con la arrogancia y la fuerza de su juventud. Vuelve a verlo: One big horny family: My new brother. Pero por si alguien se ha perdido, basta con los dos primeros minutos de este vídeo para captar el hilo argumental -¿argumental en porno?- a la primera, si tu dominio del inglés te lo permite...  One big horny family: My new brother's dad (Una familia cachonda: el papá de mi nuevo hernano) de Pride Studios, se incia con una voz en off, de la Lucas Knight, uno de los hermanastros antes aludidos, quien nos cuenta de qué va esta historia tan... tan... ¡No se me ocurre qué decir! ¿Tan poco original? Pues eso.
Y lo que cuenta es esto: tras la boda de su papá, Mitch Vaughn con Nick Capra, se ha formado una nueva familia, completada con el hijo de Capra, Andy Banks. Todo el mundo es feliz y la casa en la que viven rezuma una teatral felicidad de sitcom por los cuatro costados, cuatro paredes, y hasta por lo cimientos, si los hubiera... La dicha y la felicidad se ha apoderado de esta nueva y moderna familia formada por dos papás y sus respectivos hijos... Y eso lo sabemos a juzgar por la brutal cogida entre los dos hermanastros en el episodio anterior. Todo está bien y todo sigue su curso de american dream hasta que un día... 
...el pobre Lucas Knight, se ve obligado a dejar su cálido lecho, por estar sediento, y en su camino a la cocina, en busca de un vaso agua... ¡ay!, ahí y hay... (las tres formas de este alófono) ¡Ay! de dolor, ahí, de lugar, y hay de haber... Y lo que hay, son dos tipos en cueros en el sofá... ¡Gimiendo! Uno de ellos es su hermanastro, Andy Banks, y alguien le está comiendo el rabo. ¡Es el padre de Lucas, Mitch Vaughn, quien se está merendando la verga de su nuevo hijastro! Y volvemos a lo de siempre: sexo con tu padrastro, a Nica Noelle, a Stepfather's Secret/Son Swap y a todo el circo... Tras Lucas, es el propio Nick Capra, marido y ya cornudo, quien lejos de hundirse se aPOLLArá en su nuevo hijastro, Lucas Knight.
¡Que aproveche!


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mardi 23 février 2016

Forzados en casa - Padre e hijo


Toparse con un vídeo como el que sigue es pura casualidad, o una broma de mal gusto, o un chiste contado al revés, y sin gracia... No es lo cutre de la situación de la que se trata, ni son los diálogos -a peor cada línea, dónde los actores literalmente la cagan cuando abren la boca- ni por supuesto, lo mal sonorizado y peor iluminado del vídeo... Es... Bueno tienes que verlo. Y punto, y luego, puedes o reirte y no volverlo a ver nunca más...
Se trata de una escena de la película Men on the loose -Hombres en libertad- (Nova Films, 1988) con actores desconocidos para mi, y hasta para Google. Pero no importa. Dudo que te acuerdes de ellos una vez hayas visto el vídeo...De hecho, la mejor crítica que tiene la película hasta la fecha es la que extraigo del portal de DVD gays para adultos TLAgay.com y dice así: It's good for a night's whack, just nothing classic, que traducido al castizo queda como sigue: buena para un pajote de noche, pero nada clásica. Bien, he aquí una vídeo captura para que sepas a qué te enfrentas:
  


Tres convictos han huído de la cárcel -de ahí el título de la película, juego de palabras entre el vocablo loose, suelto, con otra acepción, en libertad- y se refugian en una casa con el fin de mantener como rehenes a sus habitantes, En esta escena en concreto, el rehén es un muchacho -es un decir, porque el tipo que lo interpreta lo mismo podía ser su tío- La mala suerte -o buena, según cómo se mire, a tenor de lo que se sucederá después- hace coincidir en el salón de la casa a su padre, y los bandidos, pistola en mano, pues... eso. Impagable el momento en el que el padre se hace con el control de la situación: el peor sketch de Monty Payton no lo hubiera igualado.

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mardi 9 février 2016

The Cabin: Dad and Son, closer than ever!

Lo breve, si bueno, dos veces bueno.
Pero eso si: ¿Voluntarios para traducir los textos al español?
Y ya de paso: ¿Sabe alguien el autor y el título de este cómic?











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dimanche 7 février 2016

One big horny family: My new brother.


AVISO A NAVENGANTES:
Como ya hemos recibido varios mensajes en la sección de comentarios, en los que los usuarios dicen que este vídeo no se puede ver...
PUNTUALIZO: este vídeo sigue disponible en esta página, y se visualiza perfectamente, eso si, hay publicidad intrusiva antes de poder verlo. Si tienes problemas: recarga la página, y asegúrate que tu ordenador tiene actualizados todos los codecs para video, así como tu flash player de adobe, y tu conexión a internet. Para todas aquellas pesonas que acceden a Sin Manías a través de dispositivos móbiles -y he aquí el problema- os dejó el enlace, por si os sirve de ayuda: 
http://www.myvidster.com/video/57354929/My_New_Brother_Lucas_Knight_and_Andy_Banks
ATENCIÓN: Este, y el resto de enlaces que encontré en Myvidster.com, contienen publicidad intrusiva. Paciencia, esto es internet y nada es gratis. Saludos sinmaníacos.

Pride Studios y Anthony Duran, presentan One Big Horny Family (Pride Studios, 2015) Y aviso a navegantes, y vayan de antemano mis excusas, si las siguientes líneas te suenan a spoiler. Y aunque no era mi intención al escribirlas, el spoiler existe: todo lo que esta película plantea, es muy probable que ya lo hayas visto. ¿Dónde? En Sinmanías.blogspot.com, claro... Pero ¿dónde antes? En Men.com y su ya clásica serie Son Swap (Intercambio de hijo), serie que tuvimos la oportunidad de subir al blog durante el otoño de 2014. Dicho esto, y asumiendo el spoiler (me encanta esta palabra porqué no encuentro otra mejor en español y estropicio no me vale), en One Big Horny Family hay un elemento nuevo que enlaza con un aspecto muy concreto sobre la política social reciente en los Estados Unidos de América: el matrimonio entre personas del mismo sexo. Reciente en USA, en Europa, y en concreto en España, legal desde 2005... ¡Ahá! Maridos y maridos, y mujeres y mujeres. ¿O acaso pensabas que la industria del porno iba a pasar por alto ese detalle? ¡Imagina la de polvos que quedan por filmar  en los que los dos hombres le ponen los cuernos a sus respectivos maridos! ¡Aunque yo prefiero a dos maridos follando como locos el polvo del siglo! Nada nuevo que el porno heterosexual no hay mostrado ya. En fin, pero volviendo al caso que no ocupa, esta película explota de nuevo un género muy de moda entre los grandes estudios: el intergeneracional, hombre maduro, hombre joven; género en el que si rizas el rizo, encontrarás guiños hacia un tipo de incesto muy especial, que en el fondo te pone los dientes largos porqué al final esperas ver más, y más, pero eso que quieres ver se demora, o no llega nunca... Es el incesto que implica relaciones sexuales entre parientes no consanguíneos, que en la práctica, y por una mala jugada de la naturaleza, acaba teniendo el mismo valor que si lo fuera entre lazos de sangre. Y de eso, Men.com, Nica Noel y toda su parentela, ha creado escuela. Y por eso, aquí vienen sus alumnos...
Lucas Knight
Andy Banks


Una pareja gay -legalmente casada- vive su vida matrimonial y familiar de la manera más normal y regular posible. Y como cada conyuge ya tenía un hijo antes de llegar al matrinomio -los conyuges, no los hijos- ahora viven todos juntos bajo el mismo techo, en plan happy family soñando, supongo, su propio american dream. Este sueño lo sueñan, Mitch Vaughn y Nick Capra, como el estupendo y feliz matrimonio, con Lucas Knight, hijo de Mitch, y con Andy Banks, hijo de Capra.
¿Y qué ocurre cuando dos personas adultas, que vienen de un anterior matrimonio con hijos se vuelven a casar? Pues que se casan, y sus respectivos hijos se convierten en hermanastros... Y estos, ganan cada uno un padrastro... ¿Me sigues? Pues bien, ahí te dejo el primer segmento de esta película, al hilo de lo que acabo de decir: se titula My new brother (Mi nuevo hermano), y nos sirve para abrir boca -nunca mejor dicho lo de abrir boca- y entrar a conocer a parte de esta peculiar y cachonda familia...

One big horny family...

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vendredi 29 janvier 2016

Alivio de estrés


A mi personalmente me encantan este tipo de vídeos...
Lo que tenemos es: hombre maduro (en traje y corbata, o lo que es lo mismo, ejecutivo agresivo) llega a su casa -o eso suponemos- exhausto, después de una ardua jornada laboral. Tumbado en la cama, entretenido con una tablet, un joven parece estar esperándole. El joven puede ser su amante, su pareja formal, un gigoló o -¡atención mentes sinmaníacas! - su propio hijo. ¿Por qué no? En ningún momento se nos una pista, ni se nos informa, de la relación o parentesco entre los dos tipos. Y mejor así, puesto que esto, que aparentemente resulta poco importante, añade más morbo -y vicio- al vídeo.  Y todo esto muy a pesar de que poco antes del orgasmo, el joven grite bien alto: yeah, fuck me daddy! Porque de entrada, y puestos a criticar, a mi me entra la risa, ya que relaciono la viva imagen del trabajo duro, ya sea en una oficina, en una cantera de piedra o en un edificio en construcción, con la holgazanería más hedonista y vulgar, simbolizada en el tipo que sostiene su tablet. Es lógico que uno de los dos esté estresado. Y más lógico todavía que necesite aliviarse de ese estrés. Ellos son, Jacob Durham, el joven, y John Marcus, el maduro.
Los gritos de Jacob Durham, van de regalo.

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samedi 19 décembre 2015

Ayudo a mi padre


Podría haberse titulado, sin problemas, Dos Paletas Tontos, Muy tontos o Dos albañiles en su jardín, sólo por mencionar un par de títulos alternativos para este vídeo, ya que la tarea que lleva a cabo el barbas es totalmente absurda, como absurdo es creer que ese pedazo de roca, pegote de concreto/hormigón o lo que sea, necesite de reparaciones. En la foto-captura que os adjunto no se aprecia del todo bien, pero cuando vean ustedes el vídeo se darán cuenta de qué estoy hablando: no se puede rascar una superficie rugosa y aparentemente de forma irregular con una herramienta -una paleta de albañil, y de yesero, en este caso- concebida para ser usada en una superficie regular y recta. No voy a detenerme en el bote de linaza o masilla, en lo alto de la roca, para completar una escenografía imposible. Como sea, yo titulo a este vídeo Ayudo a mi padre, porque me parece un título tan bueno como los dos anteriores o como cualquier otro.
Tras lo obvio, hay que decir, para nuestra alegría y felicidad, que este vídeo es un role-played de los que tanto hemos hablado últimamente. Filmado al aire libre, viene lleno de guarradas por doquier, con esos diálogos picantes que, dichos con más o menos gracia, le aportan un toque de dignidad sinmaníaca al asunto. ¡Ese hombre maduro y con barba, sudoroso, y vestido tan solo con una camiseta blanca sin mangas y unos shorts de tema militar, que simula estar muy atareado reparando -es un decir- una pobre roca de cemento en su jardín, ya es de por si un buen principio! La cosa mejora cuando en seguida entra en escena un joven, que decidido, casi le arranca la camiseta al hombre mientras le dice, todo a la vez: ¡Hola papá! ¿Qué haces? ¡Es hora de comer! Debido al pobre audio es difícil de entenderlo, pero el muchacho no se equivoca. Es hora de comer... de comerle el rabo a su padre, como entrante... Del plato principal te encargas tu de verlo... Pero esas líneas de diálogos del tipo ¡Oh muchacho, chúpame la pija! o ¡Papá fóllame bien! no te dejarán indiferentes, si acaso te gusta este tipo de fantasía.
Ignoro quienes son los tipos del vídeo, ni tampoco sé como se llama en verdad.
¿Acaso lo sabes tu?


Si el vídeo no se visualiza: botón derecho del ratón, abrir el vídeo en pestaña nueva. Y listo.
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mercredi 25 novembre 2015

Comiendo y tragando polla.


Comiendo... y bebiendo leche de polla madura.
¡Más 11 minutos de polla en primer plano, siendo chupada por un joven experto en dejar las bien bolas secas!
Chupando y tragando sin tregua.
Genial cuando el hombre exclama gimiendo: ¡Me corro!.¡Oh me corro!
¡Que no te salpique ni una gota!
Gracias a F. por el aporte. 
Yo ahora, voy a correrme. Vuelvo enseguida.

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jeudi 12 novembre 2015

Pastel de manzana casero




                                         Un delicioso y apetitoso pastel de manzana casero.
Es un clásico americano. No puede faltar en ningún supermercado, en ningún gastro-pub, ni en ningún hogar de Estados Unidos, casero o congelado. Del Este al Oeste, de NYC a Seattle, pasando por Chicago, o de Norte a Sur, de Cleveland a Atlanta o a New Orleans... Lo se, porque lo vi en un programa de la tele en el que un knowing all llamado Gordon Ramsay lo dijo porque le pagaban por decirlo. Un clásico, claro, lo saben muy bien en Dallas, y en Denver... ¿Saben allá también que un pastel de manzana casero e, insisto, americano, cumple otras funciones que las meramente gastronómicas? ¿Son conscientes allá, en Porland, o en Boston, o quizás en Los Ángeles, que un pastel de manzana casero puede ser, bueno. otra cosa? Ni al mismo Gordon Ramsay 'el sabelotodo', se le hubiera ocurrido jamás algo como lo que ahora vais a ver... Al gran Chicote tampoco...
Hmm un delicioso y apetitoso pastel de manzana casero... Está caliente, recién hecho, y es dulce, te llama, y te seduce... Y entonces tu... no puedes resistirte...


Y de ahí, pasamos a lo siguiente..



Y luego te pilla en el acto nada más y  nada menos que tu propio padre, a quien por increíble que pueda parecer, sólo le inquieta el destino final del pastel casero... Por lo menos, aparentemente...



Y de estas aguas...


... estos lodos



Esto es lo que llamaríamos en inglés gastro-porn. ¿Verdad? La  mezcla de sexo y comida no es  algo nuevo. La historia está llena de filtros de amor bebibles, y comidas afrodisíacas, pero nos faltaba el gastro-porn para cerrar el círculo. ¿Os habéis fijado en la sandía que sale en varías de las fotografías? Juro que mientras preparaba este post intenté follármela. Pero ella, no se dejó.
Así son ellas de frescas...


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