A mi personalmente me encantan este tipo de vídeos...
Lo que tenemos es: hombre maduro (en traje y corbata, o lo que es lo mismo, ejecutivo agresivo) llega a su casa -o eso suponemos- exhausto, después de una ardua jornada laboral. Tumbado en la cama, entretenido con una tablet, un joven parece estar esperándole. El joven puede ser su amante, su pareja formal, un gigoló o -¡atención mentes sinmaníacas! - su propio hijo. ¿Por qué no? En ningún momento se nos una pista, ni se nos informa, de la relación o parentesco entre los dos tipos. Y mejor así, puesto que esto, que aparentemente resulta poco importante, añade más morbo -y vicio- al vídeo. Y todo esto muy a pesar de que poco antes del orgasmo, el joven grite bien alto: yeah, fuck me daddy! Porque de entrada, y puestos a criticar, a mi me entra la risa, ya que relaciono la viva imagen del trabajo duro, ya sea en una oficina, en una cantera de piedra o en un edificio en construcción, con la holgazanería más hedonista y vulgar, simbolizada en el tipo que sostiene su tablet. Es lógico que uno de los dos esté estresado. Y más lógico todavía que necesite aliviarse de ese estrés. Ellos son, Jacob Durham, el joven, y John Marcus, el maduro.
Los gritos de Jacob Durham, van de regalo.
Los gritos de Jacob Durham, van de regalo.