Todo comenzó cuando yo era un pibe. Soy de un pueblo del interior de la provincia de Buenos Aires (Argentina). Ahora tengo 27 años y vivo en Rosario. Siendo un pibito siempre tenía las hormonas a full, ya me habían crecido algunos pelitos y cada vez que me quedaba solo en casa aprovechaba para masturbarme. Me acuerdo que los fines de semana me quedaba hasta tarde para ver la trasnoche de canal XTime: el presentador pasaba power points de mujeres desnudas y a veces de hombres; estos últimos eran los que más placer me causaban. En una ocasión, un viernes a la noche mi primo Maxi se quedó a dormir en casa. Él era dos años mayor que yo, pero físicamente éramos similares: delgados y de piel blanca, con pelo castaño oscuro. Recuerdo que yo estaba un poco enojado porque no me iba a poder hacer la paja, ya que mi primo estaba en la cama de al lado. Hasta que haciendo zapping pasamos por el canal 42… y nos miramos con complicidad.
-¿Cambio? –me dice.
-No, dejá. –respondí.
-Pero… ¿tus viejos no escuchan?
-No pasa nada, no escuchan.
-¿Vos lo mirás siempre?
-¡Jaja! Sí, siempre.
-¿Y te haces la paja?
-See… ¿Qué? ¿Vos no?
-Sí, obvio. Pero seguro que a vos ni te salta la leche todavía.
-¡Si me salta!
-Seguro no tanto como a mí.
-¡Y puede ser! Sos más grande que yo.
Los dos teníamos la mirada fija en la pantalla y nos tocábamos nuestros miembros por debajo de la sábana.
-¿Te estás tocando? –me dice.
-¡Nooo! –respondo muerto de la vergüenza.
-¿Qué no? –dicho esto me saca la sábana de un tirón y me quedo con la pija parada al aire.
-!Eh! ¡Qué grande que la tenés! –me dice- Para tu edad esta rebien. ¡La tenés más grande que muchos de mi edad!
-¡Seguro que la tengo más grande que vos! –respondo.
-¡Jaja no! Mirá. –Y en ese momento no pude ver más nada que no fuera su pija. Le mediría alrededor de 15 cm, que para nuestra edad estaba muy bien. Era cabezona y rosadita. Unas gotas de precum le daban un brillo que me provocaban ganas de lamerlo.
-Te quedaste callado –me dice, sacándome de mi ensimismamiento y pajéandose lentamente, todo a la vez.
-¡Es grande de verdad!
-Sí, salí a mi viejo -me asegura Maxi.
-¿Tu viejo es pijudo? –me entró la duda de cómo sería la pija de mi tio -¿Se la viste?
-¡Sí! ¡Siempre! Cuando nos duchamos juntos en el club.
-¿Y parada?¿ Se la viste, parada? –insistí.
-Una vez, cuando se levantó a mear en bóxer. La tenía redura, acomodada para el costado. Y cuando nos encontramos en el pasillo me vio , y lo quiso disimular. Pero cuando se la agarró para acomodársela se le notó más!
-¡Miralo al tío Richard! -exclamo divertido, y confieso que también sumamente excitado.
Seguimos mirando la tele. Sólo minas(1) con las tetas grandes. Nos tocábamos despacio, concentrados. Cada uno jugaba con su pija, deleitándonos con las tetas enormes de las señoritas que aparecían en pantalla. De todas formas, se me hacía dificilísimo sacar la mirada de la pija de mi primo. Maxi tenía unos bóxers color azul con rayitas blancas que le apretaban las bolas con apenas unos pelitos. Su pija estaba durísima y se le pegaba contra el abdomen cuando la soltaba, dejándolo todo húmedo por el líquido pre seminal. Yo tenía unos slips de spiderman, que desde esa noche dejé de usar. Y así estuvimos un rato más hasta que acabamos(2) Él acabó primero. Y era verdad: le saltaba bastante más leche que a mi. El primer chorro le llegó hasta el pecho y los demás le cayeron sobre su panza. Yo acabé, contemplando, a mi primo tirado en la cama de al lado, todo enlechado, descansando de después de hacerse una buena paja.
Desde ese día nos hicimos más amigos. Pasábamos más tiempo juntos y cada vez que podíamos nos hacíamos la paja. A veces mirábamos revistas pornos que conseguíamos de un vecino mayor que nosotros, que tras usarlas nos los daba, y a veces usábamos la imaginación. Pero lo que más me gustaba a mi era verlo acabar. Me deleitaba con eso.
Los meses fueron pasando y nuestra amistad se fue fortaleciendo. Un día en el campo, jugando con la gomera(3), decidimos apostar: el que tumbaba más latas lo tenía que pajear al otro. Como deben suponer, perdí. Una mezcla de sentimientos me nublaban. Estaba ansioso y muy caliente por tocar la pija de mi primo, pero a la vez un sentimiento de miedo y culpa me carcomían. No paraba de repetirme que era un juego, que no podía ser algo malo. Fuimos hasta una tapera(4) abandonada en el medio del campo, rodeada de árboles y escombros. Apenas entramos, Maxi se bajó el short del River Plate,
-Te toca –me dijo, o me ordenó.
Despacio, como midiendo las consecuencias de mis actos, le agarré la verga todavía dormida. No demoró mucho en ponerse dura como una piedra. A la segunda sacudida ya estaba firme y largando precum. Yo estaba parado frente a él, mirando su pija entre mis manos sin poder creerlo. Él estaba con la cabeza para atrás, gimiendo despacio. Instintivamente me agaché, supongo que para verla más de cerca. Mi primo me mira y me dice
-¡Hale!, ¿Qué hacés? -pregunta- ¿La querés chupar?
Esa idea nunca se me había ocurrido, pero ahora que lo decía…
-¡No sé, nunca chupé nada! –le dije mirándolo a los ojos con su pija en mi mano- ¿Te gustaría que lo haga?
-Dale, abrí bien la boquita.
Y ahí no más me la mandé. Le pasé la lengua por el tronco duro, desde la base hasta la cabecita húmeda, mientras que la tenía bien agarrada con la mano. La chupaba como si fuera un chupetín(5). Le pasaba la lengua, le daba besitos. Maxi me la quería mandar toda hasta el fondo, pero me daba arcadas. Seguí chupándosela un rato más, hasta que me dijo que se acababa. La sacó justo, tirando la leche afuera. Pero pude saborear unas gotas de su leche, la leche de mi primo.
Después de eso se vinieron más encuentros como este. Apostábamos petes(6), pajas, apoyadas(7). A veces ganaba él, otras ganaba yo. Un día le dije que quería saber qué gusto tiene el semen. Él me dice que si quería me podía acabar en la boca. Y así fue: saqué la lengua dejó toda su leche en mi cara y en mi boca. Él tuvo un orgasmo increíble, lo escuchaba como gemía y bufaba; se retorcía de placer, escurriéndose la pija en mi cara. Cuando tiró la última gota, me levantó y me dio un beso muy apasionado, tirándome de los pelos, y con su lengua en mi boca, se lleva parte del semen.
Así fue mi primer beso, con mi primo, compartiendo su leche.
Al cabo de unos años, con mi primo Maxi, seguimos encontrándonos a escondidas para chuparnos las pijas, tocarnos, besarnos y compartir la leche. Él con 18 años y yo con 16, teníamos las hormonas a full. Vivíamos siempre al palo y siempre había un buen motivo para quedarnos solos y sacarnos la leche. Había llegado a un punto en el que saborear su verga y sus jugos no me llenaba. Necesitaba más. Las apoyadas no me alcanzaban, no sabía bien qué era lo que quería, hasta que un día en una de esas apoyadas acabó, llenándome mi culito blanco de leche. Ahí me di cuenta de lo que me faltaba: quería que me penetrara. Quería su pija caliente latiendo adentro de mi culo.
Un día se lo dije, y por supuesto que aceptó.
-No puedo esperar más, Maxi. Quiero que me cojas.-Vamos al galponcito(8) del fondo, antes de que vengan mis viejos -dijo Maxi.
Era sábado y mis tíos se habían ido al cementerio. Teníamos una hora para hacer lo nuestro. Más que suficiente. O eso creía yo.
Fuimos para el galpón, lugar que solíamos usar para nuestros encuentros, ya que rara vez alguien aparecía por ahí. Apenas entramos, le empecé a sobar el culo a Maxi, mientras le daba besos en el cuello. Él me agarró de la cintura me apretó contra su cuerpo, bajó sus manos hasta mi culo y lo empezó a acariciar. Eso me ponía a mil. Yo arqueaba mi espalda, como entregando mi culito, mientras gemía despacio. Mi primo ya tenía la verga durísima y yo también. Se le salía por el elástico del short, bien parada que estaba. Me agaché y me la llevé a la boca. Pero solo un ratito, ya que estaba desesperado porque me la metiera. Me di vuela y le apoyé el culo en la pija dura y húmeda mientras le susurraba '¿Me queres coger primo? Este culito es todo tuyo'. Me bajé los pantalones y sentí su carne dura golpear contra mis nalgas. No daba más de calentura, pensando en lo que se venía.
Hacía fuerza sobre mi agujerito pero no enraba. No había forma. Me dolía mucho. Pero yo estaba dispuesto a que me cojiera e insistí.
-¡Dale, más fuere, boludo! Tiene que entrar! - supliqué.
Le dio más fuerte, y apenas entró una parte de la cabecita, sentí un dolor intenso que me aflojó las piernas y me hizo estremecer. No pude aguantar y grité. Cuando pego el grito siento la puerta que se abre. Después una voz masculina, atrona y abronca en mi cabeza, y lanza una sólo pregunta inquisitoria:
-¿Pero...QUÉ ESTÁN HACIENDO?
Era mi tío que nos había descubierto.
CONTINUARÁ.
Autor: A.Miranda.
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Primera parte de este relato que nos hicieron llegar desde algún lugar muy concreto de Buenos Aires, Argentina.
El tema del relato es el despertar sexual, las hormonas descontroladas, la comparación de tu sexo con quien tengas más cerca -tu primo, en este caso. ¡Las primeras pajas! ¡La primera lechita que sacaste! ¡Ay los años mozos! ¡Qué inocentes éramos!
La narración es rápida y directa, sin apenas detenerse en descripciones, ni en los pensamientos más íntimos de los personajes. Está narrado usando un lenguaje muy coloquial, como se aprecia en el desarreglo del uso de los tiempos verbales. Para el criterio de un lector latinoamericano, es muy posible que ya esté familiarizado con algunos de los americanisnos y/o argentinismos que aparecen en este relato. Para quienes no lo estén, he aquí un pequeño glosario. Quizás algunos no eran necesarios, ya que se entienden en el contexto, pero valía la pena recordarlos.
(1) -Mina, minas: -Chicas, muchachas. Coloquialmente, 'tías'.
(2) -Acabar y toda su conjugación: -Correrse (en un sentido sexual), tener un orgasmo.
(3) -Gomera: -Tirachinas
(4) -Tapera: -Casa o cabaña abandonada y/o en ruinas, edificada en un entorno rural.
(5) -Chupetín: -Piruleta, Pirulí (Chupa-Chups)
(6) -Petes: -Sexo oral, coloquialmente, mamadas.
(7) -Apoyadas: -Acción y efecto de apoyar; coloquialmente, manosear, sobar, meter mano.
(8) -Galponcito: -Diminutivo de 'galpón'. Construcción techada de gran tamaño empleada como taller, garaje, granero o depósito.
La segunda parte, ya disponible pinchando aquí.
(8) -Galponcito: -Diminutivo de 'galpón'. Construcción techada de gran tamaño empleada como taller, garaje, granero o depósito.
La segunda parte, ya disponible pinchando aquí.
Pueden/Podéis mandar sus/vuestros relatos a: umbral_1@yahoo.es